domingo, 30 de octubre de 2005

Así dieron a luz las reinas de España

Repaso a las circunstancias que rodearon la llegada al mundo de los hijos de los soberanos desde Isabel II hasta hoy

MIQUEL VILLAGRASA - 30/10/2005

La Vanguardia

Ante el nacimiento de su primer hijo o hija, el príncipe de Asturias ha manifestado sus deseos de asistir al acontecimiento en la clínica Ruber. Lo que se ha considerado como un gesto de modernidad no lo es tanto, pues siempre el soberano se hallaba en la cámara de alumbramiento hasta el reinado de Alfonso XIII.

La condesa de Barcelona fue la primera madre regia española en dar a luz en una clínica: Juan Carlos I nació en la clínica Angloamericana de la vía Nomentana. Eso ocurrió durante el exilio de sus padres en Roma, a las 13.15 h del miércoles 5 de enero de 1938, día de san Simeón Estilita. La reina Sofía parió a sus tres hijos - Elena, Cristina y Felipe- en la clínica Nuestra Señora de Loreto de Madrid, cerrada en 1999.

Los partos en la familia real española constituyen una historia en sí misma. Así lo entendió el doctor y académico Enrique Junceda Avello, quien en la obra en dos tomos Ginecología y vida íntima de las reinas de España (editorial Temas de Hoy) nos ilustra sobre los aspectos médicos de los alumbramientos de reinas, princesas de Asturias e infantas desde Isabel la Católica hasta hoy.

En ese relato, que aquí empezamos con la prolífica Isabel II, no faltan desde felices y rápidas venidas al mundo - el tercer hijo de Amadeo de Saboya- hasta otros presididos por la desgracia: abortos (Isabel II, la condesa de Barcelona), alumbramientos de hijos muertos (Isabel II, Victoria Eugenia), fallecimiento por sobreparto (las dos hermanas de Alfonso XIII) e hijos hemofílicos (el mayor y el menor de Alfonso XIII). Pero otros tratadistas también se han ocupado de partos reales, como Luis Comenge en Clínica egregia (1895), que relata cómo vino al mundo en un visto y no visto el más poderoso soberano español: Carlos V; su madre, Juana la Loca, desapareció unos minutos de una cena, y al regresar volvió con el niño.

Isabel II (1830-1904) ha sido la más prolífica de las reinas. El día de su 16. º aniversario se casó con su primo hermano Francisco Asís de Borbón - tenido por homosexual o bisexual-, por lo cual sus hijos llevaban el apellido Borbón ocho veces seguidas. Pero no en todos sus 12 partos el padre biológico fue el consorte. La primogénita, Isabel, la Chata (1850-1931), era llamada popularmente la Araneja (por el comandante José Ruiz de Arana); el futuro Alfonso XII (el sexto parto) era hijo biológico del coronel valenciano Enrique Puigmoltó y Mayans, al que la reina ennobleció con los títulos de vizconde de Miranda y conde de Torrefiel, entre el escándalo del jefe de Gobierno - el general Narváez- y el confesor de la reina, posteriormente elevado a los altares como san Antoni Maria Claret. Ricardo de la Cierva lo documenta en su trilogía El triángulo (Planeta). Sólo cinco hijos de Isabel II llegaron a la edad adulta. No es de extrañar que a la española se la llamase la corte de los milagros: Isabel II, tan religiosa como promiscua, en los días anteriores al parto visitaba, en jornadas consecutivas, las diez imágenes de María Santísima, en otros tantos templos de Madrid. Hasta 15 reliquias llegó a reunir Isabel II en su dormitorio con motivo de ese su primer alumbramiento -20 horas-.

Todo ello está registrado en los legajos que se conservan en el Archivo General de Palacio, que hemos consultado esta semana, y de acceso público. Como documentado está el rígido protocolo que se sigue en la época, y que duraría hasta el reinado de Alfonso XIII, para invitar a las altas personalidades del Estado con motivo de cualquier alumbramiento regio.

Los asistentes aguardan - tantas horas como haga falta- en una estancia contigua a la privada de la soberana hasta el momento en que se les presenta el neófito. Éste iba en la mayoría de las ocasiones en bandeja de plata repujada - en una de oro fue presentado Alfonso XII-. Pero en una de ellas presentaron el neonato muerto para que no hubiera discusión. La macabra situación se dio con el primer hijo de Isabel II, el 12 de julio de 1850. Escribe el ministro de Gracia y Justicia: " (...) Habiendo yo alzado y retirado por mi mano el paño blanco que cubría el real cadáver, quedó al descubierto, y todos pudieron ver y vieron el cuerpo de un niño de perfectas y robustas formas, del todo desnudo, y con evidentes señales de acabar de ser desprendido del seno materno".

Tras ser derrocada Isabel II, el 2 de enero de 1871, llega a Madrid el príncipe italiano Amadeo de Saboya (1845-1890) para ocupar el trono español, según proclamación de las Cortes el 16 de noviembre de 1870. La esposa del nuevo soberano, María Victoria del Pozzo, arribó a España el 17 de marzo de 1871. En aquellos momentos eran padres de dos hijos, Manuel Filiberto y Víctor Manuel. El primero juró como príncipe de Asturias ante las Cortes ese año.

Fue en el palacio de Oriente donde la soberana parió a Luis Amadeo, el 29 de enero de 1873, y la rapidez con que lo hizo provocó una crisis en la corte. Como todo transcurrió tan rápido, no dio tiempo de avisar a los cortesanos, por lo que el rey decidió suprimir la ceremonia de presentación nocturna para que aquéllos no acudieran en horas intempestivas. Lo que se planteó como una cortesía en una noche fría de enero fue tomado como una desconsideración y devino en una crisis de gobierno, la sexta desde que Amadeo ocupaba el trono. El rey abdicó días después, el 11 de febrero de 1873, tras comprobar cómo el bautizo de su tercer hijo sufría el boicot de la corte. Viudo desde 1876, Amadeo se volvió a casar, en 1888, con una princesa con un nombre ya familiar para los españoles: María Leticia Bonaparte, hija del príncipe Napoleón.

La reina Saboya fue la primera en amamantar a su hijo - también la segunda reina Victoria (de Battenberg)-, lo cual fue considerado inoportuno en la corte, donde las nodrizas eran toda una institución.

La monarquía, a la que son consustanciales la tradición y el protocolo, fijaba todos los aspectos relativos al funcionamiento y boato de la institución, también los relacionados con la religión. Así, para un bautizo de persona regia, podemos leer en un documento del XIX: "En la antecámara de SM estarán colocadas las insignias del bautismo, en siete bandejas de oro, sobre tres mesas cubiertas prevenidas al efecto. El orden de la Real Comitiva será el siguiente: dos jefes de oficios de los Reales Cuartos; dos maceros; gentilhombre de Casa y Boca; mayordomos de semana; dos maceros; los reyes de armas; los siete gentilhombres de cámara con ejercicio y servidumbre, llevando las insignias del bautismo de esta forma: duque de Tovar, el salero; duque de Montemar, el cepillo; conde de Velle, la vela; duque de Béjar, el aguamanil; duque de San Pedro Galatino, la toalla; conde de Valdelagrana, el mazapán; D. Salvador Samá, los algodones (...)".

Restablecida en 1874 la dinastía Borbón, la segunda esposa de Alfonso XII, María Cristina de Austria - como le gustaba ser conocida, y no como Habsburgo Lorena; popularmente fue conocida como doña Virtudes-, dio un heredero a la Corona en su tercer alumbramiento. Fue Alfonso XIII un hijo póstumo (nació el 17 de mayo de 1886 y su padre había fallecido el anterior 25 de noviembre) y rey desde su venida al mundo. Debido a los antecedentes familiares fue bautizado in utero,ante el temor de que naciera muerto. Aunque no rigiera la ley sálica, la dinastía Borbón tenía continuidad por la vía masculina.

El heredero se retrasa
Tampoco los partos de la escocesa Victoria Eugenia (1887-1969), esposa de Alfonso XIII, fueron del todo satisfactorios: además de transmitir la hemofilia a dos de sus hijos, tuvo uno que nació muerto (el cuarto, el 21 de mayo de 1910). Los otros fueron Alfonso, Jaime (la sordomudez no era de nacimiento; le sobrevino a consecuencia de una operación que padeció a los tres años), Beatriz, María Cristina, Juan (padre del rey Juan Carlos, al que sus más acendrados partidarios llaman Juan III por sus excepcionales cualidades) y Gonzalo. Su primer parto fue muy doloroso y sin anestesia. Los médicos erraron en sus cálculos y el príncipe de Asturias nació cinco semanas después de lo previsto. La hemofilia del príncipe Alfonso se descubrió al practicarle la circuncisión, según el especialista en asuntos de las familias reales españolas Juan Balansó.

La condesa de Barcelona, María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orleans, tuvo un total de cuatro hijos. El actual soberano - ochomesino- fue el segundo de sus hijos, y el hecho de que naciera en el exilio no ha favorecido que se conocieran los detalles de su alumbramiento, aunque sí que fue operada la víspera del alumbramiento del actual monarca.

De las pariciones de la reina Sofía no se conocen más que aspectos periodísticos. La ausencia de corte y la adaptación del protocolo a los actuales tiempos han hecho que la discreción en estos asuntos rodee las actuaciones de la actual familia real.


Leche para sangre azul


Cuando se hacía público el embarazo de una reina, se creaba una comisión que decidía a qué provincias se iba a buscar a las nodrizas, que la mayoría de ocasiones eran las de Burgos, Asturias, Santander - las pasiegas tenían una gran fama- y Vizcaya. Algunas aparecen en fotos y cuadros de la época. Un decreto fija las condiciones que se exigían al ama de cría: "Debe tener de 19 a 20 años, su complexión robusta y de buena conducta moral. Estará criando el segundo o tercer hijo (...). Es condición indispensable la de no haber criado hijos ajenos; lo es igualmente que esté vacunada en su infancia, que así la familia del marido no padezca ni haya padecido erupciones o enfermedades habituales de la piel. Tendrá preferencia que la ocupación del marido sea la del cultivo de la tierra"

2 comentarios:

Roberto Iza Valdés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Aqui el blogero la pifia, con perdón. La sordomudez de Jaime no vino por la operación de mastitis a los tres años: eso fue lo que se dijo ante el miedo de Alfonso XIII a que el pueblo creyera que tenia mala estrella: su hijo mayor tenia hemofilia, recuerdese ¿cómo se puede decir de golpe que el heredero ahora es sordomudo?.

Por eso se mantuvo en silencio y se sacó la historia de la operación, ni más ni menos.

Ergo... si era de nacimiento.. si puede ser hereditaria. Dando saltos generacionales, etc.